El hecho de tener un trabajo en el que me relaciono a diario con personas de diferentes nacionalidades me ha llevado a convertirme en un conocedor de más de una tendencia cultural, me ha ayudado a entender que los gringos pueden llegar a ser tan inocentes como un niño de 5 años, que los mexicanos son buenos para escuchar explicaciones y hacer preguntas, que los puertorriqueños son grandes conversadores, que los argentinos aman Colombia más de lo que nosotros podemos imaginarnos y que los afroamericanos pocas veces te discriminan por no tener un inglés con acento de nativo.
Es complicado generalizar y decir que un país, una cultura, una etnia, una sociedad, es completamente mala o completamente buena, por el simple hecho de todos los seres humanos somos distintos, todos pensamos diferente, miramos el mundo de forma distinta y nos compadecemos y se nos ablanda el corazón gracias a diversidad de factores o circunstancias. Pero de todo podemos obtener una enseñanza interesante y fructífera.
No tengo el mejor empleo del mundo, ciertamente se que no es así, pero me atrevo a decir que he aprendido demasiadas cosas que me han ayudado a comprender con más detenimiento y sutileza cierta cantidad de situaciones, momentos y estilos de vida. Ciertamente trabajar y lidiar con el ser humano puede llegar a ser un reto constante y sonante, algo a lo que todos no le tienen la paciencia necesaria. Alguna vez pensaba que la paciencia no era uno de mis dones, pero me he dado cuenta que no necesariamente se nace con ella, podemos irla ganando a lo largo de camino y de la mano de dicho logro podremos vivir de una forma más plena y relajada. Es el mejor punto de partida para empezar a ver el mundo con otros ojos.
De todo podemos aprender y con base en ello crecer y madurar. He tenido contacto con personas que realmente me han hecho conmover. Cierto día recibí una llamada de una señora afroamericana que quería que le indicara cómo descargar un ringtone del 4 julio, por el hecho de que contenía una tonada que le recordaba a su mamá que precisamente había padecido un año atrás. Tuvimos una de esas conversaciones que se salen del ámbito profesional y llegan al plano personal, en la cual dicha persona me expresaba toda su frustración al experimentar la pérdida de un ser querido y me invitaba a valorar de todo corazón las bendiciones que me rodeaban y las personas a través de las cuales dichas bendiciones se materializaban.
Una de sus frases fue: "Count your blessings", que tiene un significado tan profundo en inglés que resulta siendo complicada de traducir al español, pero palabras más palabras menos, el punto es sentirse satisfecho con las cosas buenas que tenemos y valorarlas al mismo tiempo, algo que sin duda muchas veces no hacemos por estar pensando siempre en tener más, por restarle importancia a las cosas buenas con las que contamos y hacer que la vida simplemente se nos vaya hecha un mar de lamentos, de viejos recuerdos que nos acuchillan y de personas que no merecen si quiera pasar por nuestras mentes.
Otra de esas situaciones que en algún momento me conmovió ha sido ver la capacidad admirable de superación de personas ciegas que se han comunicado con compañeros de trabajo para intentar recibir instrucciones para arreglar los inconvenientes de su teléfono celular sin la colaboración de nadie más. Aunque parece trivial, me resulta inspiradora la situación, por el hecho de que en la mayoría de los casos muchos logran resolver sus propias situaciones tan solo siguiendo instrucciones y dejándose llevar por su propio instinto.
Es entonces cuando analizo toda la situación y me pregunto: si ellos son capaces, aun teniendo impedimentos de carácter sensorial por qué nosotros que estamos completos y colmados de salud no podemos lograr todo lo que nos proponemos? . En realidad todo está en nuestra determinación, en lo que nos tracemos en nuestras mentes, las barreras son netamente mentales, y aunque la frase de que "nada es imposible" puede no ser del todo cierta de forma circunstancial, las posibilidades de lograr lo que queremos son bastante altas siempre y cuando tengamos la voluntad, la dedicación y la suficiente garra para poder lograrlo, para luchar por lo que de verdad deseamos.
Girando hacia el plano personal, he tenido la oportunidad de encontrarme con personas que me han hecho cambiar mi percepción de la vida, y me han regalado una visión mucho más positiva y entusiasta de las cosas. Una de ellas es alguien que siempre estuvo allí, pero de quien jamás pensé llegar a ser tan cercano. Hoy día se ha convertido en una de esas personas a las que de verdad adoro, porque me ha regalado alegría, me ha robado muchísimas sonrisas, me ha hecho sentir el corazón lleno y me ha demostrado que siempre habrán cosas buenas en la vida por las que vale la pena seguir en la lucha, y siempre habrá alguien que nos sirva de refugio cuando nos sentimos divagando sin rumbo fijo a través de este laberinto llamado mundo.
Para cerrar ésta entrada de carácter reflexivo, no puedo dejar de lado todas las cosas que he aprendido de mi excepcional mejor amiga, que ha sabido cómo entenderme, me ha demostrado con su actitud, paciencia, tolerancia y templanza, que las personas de buen corazón no están en vía de extinción, que solo hace falta poder encontrar la ficha adecuada de este rompecabezas existencial para poder respirar sin tensión, para poder mirar el mundo con ojos distintos y para abandonar los temores y aventurarse a alcanzar los sueños.